Decluttering, o la filosofía del ‘menos es más’
El más equivale a mejor se ha promovido durante décadas en las sociedades de consumo. Y lo cierto es que ha arraigado. Pero, ¿y si el punto de partida fuera erróneo? Es lo plantea el decluttering, una corriente alternativa que reformula el planteamiento y sostiene que menos no es solo mejor, sino que es mejor que más. Se aplica fundamentalmente al orden pero, como se verá, si se siguen sus pautas para el hogar la tendencia abre la puerta a un cambio de mentalidad de mayor recorrido.
¿Qué significa decluttering?
En su traducción literal del inglés, no es otra cosa que acabar con el desorden y el caos. Aplicado al hogar, la idea va mucho más allá que el mero hecho de ordenar. Mientras que poner orden es una acción puntual, el decluttering aspira a ser permanente puesto que parte de una premisa clave que debe acompañarse de un cambio en el modo de vida: el minimalismo.
¿Para qué acumular cosas y adquirir nuevas cosas que no hacen ninguna falta? Ese es el punto de partida de esta filosofía y la transformación que debe operarse entre quienes la abrazan. Los beneficios, aseguran, se notan, no solo en el orden y en el confort en la vivienda, sino en una mejora de los niveles de estrés y de ansiedad. Esto, en último término, redunda en una vida más placentera.
Pasos hacia el decluttering.
Arrancarse en un camino que supone desprenderse de todo aquello que es innecesario y que, por tanto, no responde a ningún fin objetivo, no es fácil. Y, como tal, para que funcione requiere de un buen ejercicio de reflexión. ¿Necesito todo lo que tengo en casa?, ¿tengo de verdad que comprar esto o aquello?, ¿lo usaré?, ¿me aportará algo?
Las anteriores son algunas de las preguntas que ayudarán a inclinarse por esta vía o, sencillamente, a no hacerlo. Darse un vuelta por la vivienda con una mirada renovada que ayude a detectar qué sobra, si ves que sobra algo, puede ayudar en el primer escalón.
Una vez se vea clara la transición a este modelo minimalista, el resto de pasos serán más sencillos. Ahora, los expertos recomiendan que este proceso se tome con filosofía. De lo contrario, la toma de decisiones y la dedicación que implicará en los primeros momentos pueden acabar siendo difíciles de sobrellevar. Por ello, cuando se decida qué sobra en el despacho, por ejemplo, en vez de emprender la tarea de un tirón, se aconseja hacerlo por pasos, de manera que sea más asumible.
Antes de eso, para aquellos a los que les cueste decidir qué es lo que no necesitan para vivir, ahí van algunas claves que ayudarán:
- Analizar cada habitación y anotar todo aquello que contenga que no sume a la finalidad de la misma.
- Si lo anterior no es suficiente, es momento de otra lista: la de cosas que no hayas usado en el último año. Con esto te harás una idea aún más clara de todo lo que acumulas que, en realidad, no te vale para nada.
- Empieza poco a poco (habitación a habitación, por ejemplo) y no lo abarques todo el primer día.
- Cuando comiences con una habitación recuerda que devolver las cosas al sitio al que pertenecen también ayuda. Con todas en su lugar, podrá arrancar la fase de desprenderse de lo superfluo. Separarlo por montones (uno para tirar, otro para donar, etc.) puede ayudar a maximizar el tiempo. Para todo aquello sobre lo que tengas dudas, pese a que no lo hayas usado en meses y meses, puedes habilitar una caja o un rincón concreto para depositar en él esos objetos y, en el futuro, volver a echarle una pensada.
¿Qué hacer con la ropa?
Ante un armario, toda esta tarea puede volverse aún más cuesta arriba. Sin embargo, al final, el esquema es el mismo. Puedes emplear los trucos que consideres, como intentar limitar la ropa que usas durante un tiempo determinado para ser más consciente de que no necesitas más que esa.
Un buen momento para aplicar este concepto a tu armario puede llegar con el cambio de temporada. Aún tendrás fresco lo que no has usado por lo que puedes aprovechar para ponerlo no en la caja de guardar, sino en la de donar y seguir adelante con esta filosofía.
Una vez termines, al igual que en el resto de la vivienda, somete el armario a una buena limpieza, además de ventilarlo para acompañar el cambio y que el efecto sea aún más visible.