Cómo limpiar las persianas sin productos químicos tóxicos
Frecuencia de la limpieza.
La limpieza de las persianas se debe repetir periódicamente, ya que el polvo y el smog, especialmente para los que viven en la ciudad, hacen que las persianas se ensucien de forma muy frecuente.
Se recomienda limpiar las tiras (tanto de PVC como de aluminio) dos o tres veces al año.
Una persiana sucia, además de no dar una buena imagen de tu casa, es un peligro para tu higiene y salud, ya que las partículas de polvo entran fácilmente en la casa.
También pueden acumularse y terminar en las grietas, dándote mucho trabajo cuando vayas a limpiar las contraventanas.
Atención a la humedad.
Después de un día con lluvia, recuerda secar tus persianas para evitar que el agua entre en el tronco del rodillo y eventualmente pueda dañarlo (óxido, escarcha…).
Esto es aún más importante si tienes un obturador motorizado, ya que el agua podría causar un cortocircuito si entra en el motor.
¿Cómo empezar?
Te recomendamos que elimines toda la suciedad como primer paso. Limpia con papel absorbente y así recoger las partículas de polvo.
Utiliza un cepillo o un paño y pásalo con el obturador cerrado por ambos lados, deteniéndote entre las grietas.
Con la ayuda de otra persona, retira la caja superior y dale una última pasada al obturador mientras lo recoges.
Cómo limpiar sus persianas: remedios naturales.
Veamos ahora cuáles son los productos naturales que podemos usar para la fase de desengrase y que probablemente ya tenemos en casa.
Vinagre.
Para contraventanas de plástico o de metal se puede usar vinagre, preferiblemente diluido en agua destilada. Remoja un paño en la solución y frótalo sobre la persiana. Repite la operación varias veces hasta que toda la suciedad haya desaparecido.
Jabón de Marsella.
Si las contraventanas son de madera, es mejor usar un producto más delicado como el jabón de Marsella. Ten cuidado de enjuagar bien al final, eliminando cualquier residuo de jabón.
Bicarbonato de sodio.
Como sabes, el bicarbonato de sodio es un buen desinfectante. Disolver unas cucharadas en un tazón de agua y proceder a la limpieza con un paño empapado en agua. Si hay incrustaciones que son difíciles de eliminar, trata de añadir un poco de zumo de limón.
Vapor.
La fuerza desengrasante del vapor permite eliminar la suciedad de cada rincón sin necesidad de usar detergentes o productos químicos. Si tienes uno de esos aparatos de vapor en tu casa, úsalo. También eliminará los ácaros del polvo.
Sal gruesa.
Toma un puñado de sal gruesa y déjala que se disuelva en agua tibia, luego con la ayuda de un paño pásalo por cada esquina. La sal es un excelente desincrustante.
Si quieres aprovechar la limpieza, puedes pasar aceite de oliva en las juntas, utilizando un cepillo. Esto lubricará el sistema de deslizamiento.