(Español) Trucos de limpieza sostenibles y eficaces de las abuelas
¿Alguna vez te has preguntado cómo tus abuelas (y sus madres y abuelas antes que ellas) se las apañaban para mantener la casa a raya sin necesidad de acudir a las decenas y decenas de limpiadores que se agolpan hoy en los estantes de los supermercados? Pues lo cierto es que ni necesitaban estos productos, muchos de alto componente tóxico, ni la limpieza se resentía por ello. Te contamos algunos de los secretos mejor guardados de nuestras abuelas, que han sido probados y comparados con las soluciones más actuales.
Gin Vs limpiacristales.
La ginebra, pero en este caso mezclada con agua caliente, y un paño de seda era todo lo que se necesitaba lustros atrás para dejar los cristales relucientes ¿El motivo? El alcohol que incorpora la ginebra es perfecto para disolver cualquier tipo de grasa. Aplicado sobre los cristales logrará que recuperen el brillo sin dejar marcas y con un aroma agradable.
En comparación con una bayeta especializada para la limpieza de cristales, el método tradicional ofrece un mejor resultado, en especial en cuanto al brillo.
Ruibarbo, sustituto del limpiador para bañeras.
Las manchas en la bañera que se hacen fuertes y se resisten a desaparecer son todo un clásico y un reto para la limpieza del hogar. El ruibarbo, un vegetal con cierta similitud con el apio, fue uno de los métodos para combatirla durante mucho tiempo. Básicamente, lo que se hacía era introducir en la bañera varios tallos y llenarla de agua muy caliente. En solo unas horas, el ácido oxálico que contiene este vegetal debería dejar limpia la bañera.
Sin embargo, probado en la actualidad no ha aportado mejores resultados que un limpiador convencional para bañeras. Como contra se suma además que encontraron en fruterías puede no resultar tan sencillo como uno quisiera.
Cáscara de huevo contra los malos olores.
Para combatir los malos olores que, a fuerza de uso, acaban por impregnar una cacerola o un tarro de vidrio, por ejemplo, se solía tirar de cáscaras de huevo cocido. Con solo introducirlas en el recipiente a limpiar con una mezcla de vinagre, ofrecerán resultados. Es importante agitar bien el objeto y dejar el contenido en su interior durante horas. Posteriormente, solo hay que vaciar y enjuagar bien el recipiente y el olor habrá desaparecido. Al mismo tiempo, la acción del vinagre garantizará su desinfección. Frente a un detergente convencional, este sistema aporta resultados muy superiores.
Patatas como quitamanchas.
Una de las soluciones tradicionales frente a las manchas se encontraba años atrás en algo tan cotidiano como una patata. Ralla un par que estén crudas e incorpóralas a un bol con agua. A continuación, cuela el líquido en otro recipiente y deja que se asiente durante una hora. Posteriormente, aplica el producto sobre las manchas y deja que se seque bien antes de eliminar los restos con un trapo húmedo. Tendrás que repetir el mismo proceso varias veces, pero verás cómo las manchas de grasa van desapareciendo. Frente a limpiadores de grasa actuales, los resultados de una simple patata sorprenderán.
Pan contra el polvo.
En prácticamente cualquier casa hay una superficie en la que el polvo se acumula: detrás del frigorífico, entre el calefactor… Para combatirlo, antiguamente se echaba mano de la miga del pan. Si la introduces en el espacio que quieras ver libre de polvo obtendrás resultados, ya que la humedad de este alimento atrae las partículas. A este sistema siguen sin hacerle sombra las soluciones actuales.
Periódicos para limpiar cristales.
Todo un clásico en la limpieza casera del hogar, para el que no hace falta más que papel de periódico y una mezcla de agua y vinagre blanco. Rocía el líquido sobre las ventanas y repásalas con el viejo periódico. Pese al olor y a los restos de tinta en las manos, la limpieza y el brillo de los cristales serán visibles. Lo que no lo será serán las típicas vetas que suelen aparecer con limpiadores convencionales y trapos comunes; por lo que la apuesta por lo clásico es en este caso ganadora.
Si quieres saber más sobre estos métodos tradicionales de limpieza y sobre su eficacia en comparación con los productos contemporáneos, Tessa Cunningham los probó y publicó sus conclusiones en este artículo. Para orientarse en estas pruebas, antes que ella quien tiró del hilo de la historia fue Lucy Lethbridge quien, en 2016, publicó ‘Old-Fashioned Ways to Banish Dirt, Dust and Decay’ (Formas pasadas de moda de limpiar la suciedad, el polvo y la decadencia), un libro con trucos de limpieza de la época victoriana.