(Español) ¿Por qué no usar zapatos en casa? Razones más allá de la comodidad

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¿Eres de los que ven como una excentricidad que un familiar o un amigo te haga descalzarte antes de entrar a su casa? Entonces, tal vez cambies de opinión e, incluso, adoptes esta práctica y vetes los zapatos en tu propia vivienda una vez sepas más de los riesgos que entrañan. Y es que, lejos de ser un mero capricho, un tic de maniáticos de la limpieza o una práctica de otras culturas, no pasear por el interior del hogar el mismo calzado que usas en el exterior es una cuestión de seguridad sanitaria. Los riesgos de abrir las puertas de tu casa a todo lo que queda impregnado en tus suelas no son pocos. Así, si te preguntas por qué no usar zapatos en casa, te aportamos algunas razones de peso más allá de la comodidad.

Porque es evidente que el confort y el bienestar personal son parte de las motivaciones que llevan a muchos a sumarse a esta tendencia. Sin embargo, no son las únicas. Evitar un exceso de ruido, en especial entre quienes viven en bloques de viviendas en altura, además de contener la suciedad, son otras de las fortalezas de desprenderse del calzado una vez se accede al hogar.

No obstante, el argumento de más peso para poner fin a esta práctica tan común alrededor del mundo, con excepciones como Japón, los países nórdicos y el mundo árabe, está en los severos riesgos que presenta para la salud. Lejos de ser un lugar común, la advertencia tiene una base científica sólida, puesto que son muchos los estudios que han demostrado cómo pasear por la vivienda el mismo calzado que se ha empleado fuera puede hacer que esta se convierta en un auténtico foco de infección.

Más de 400.000 bacterias en cada zapato.

Para muestra, esta cifra, que es el resultado de un trabajo de investigación realizado por la Universidad de Arizona. Tras examinar 26 pares de zapatos, los expertos contabilizaron una media de 421.000 bacterias en el exterior, a las que se sumaron más de 2.800 en el interior del calzado.

La Escherichia coli o E. coli figura entre las bacterias detectadas. En concreto, esta vieja conocida está detrás de infecciones urinarias e intestinales, además de causar diarrea e incluso meningitis. Pero esta no es la única. También se documentó la serratia y la Klebsiella pneumoniae, que puede derivar en neumonía, además de en infecciones del torrente sanguíneo.

Además de poner número a lo que se acumula bajo el calzado a golpe de pisar suelos en los que todo tiene cabida, desde heces a pesticidas, los investigadores quisieron comprobar si las bacterias se transferían por contacto a superficies libres de las mismas, como azulejos limpios. Y la conclusión fue que, precisamente, eso es lo que sucede en un 90% de los casos.

Más riesgos bajo el calzado: el Clostridium difficile.

En la misma línea que el anterior trabajo, un estudio de la Universidad de Houston volvió a confirmar que, los zapatos, mejor de puertas para fuera. En este caso, el trabajo se centró en la presencia en el calzado de Clostridium difficile, otra importante fuente de infección.

Así, esta investigación demostró que el 26% de las suelas de los zapatos contenían hasta tres veces más volumen de esta bacteria que las cocinas o el cuarto de baño. “El felpudo puede ser tu peor enemigo”, advertía Kevin Garey, participante en este trabajo.

Quitarse los zapatos en países como Estados Unidos, no es algo habitual, pero “tal vez debería serlo”, incidían desde la Universidad de Houston. Y es que, solo en 2011, se contabilizaron en ese país más de 29.000 muertes por infecciones por Clostridium difficile, bacteria que suele atacar a personas en riesgo o en tratamiento antibiótico.

Así, los expertos abogan por la prevención, sin necesidad de entrar en pánico, puesto que, para contener todos estos riesgos, la solución está ahí, al alcance de cualquiera. Y, en este caso, es tan simple como vetar la entrada a la vivienda de zapatos, además de limpiarlos con frecuencia para eliminar las bacterias.