(Español) Condensación en el hogar: por qué se produce y trucos para combatirla
¿Cuántas veces, estando en casa, se te han podido empañar los cristales de las gafas, el vidrio de las ventanas o la mampara de la ducha? Seguramente muchísimas. Si, hasta ahora, no habías prestado ninguna atención al fenómeno, conocido como condensación, es momento de hacerlo. ¿Por qué? Porque este exceso de humedad puede dar rienda suelta a la presencia de moho y bacterias en tu vivienda, con sus potenciales efectos sobre la salud, además de acelerar el deterioro de los efectos que se encuentren en ella. Para que todo esto no suceda, te contamos las causas detrás de la condensación y la manera de luchar contra ella.
Qué es la condensación y cuál es su origen.
La condensación es el proceso y los efectos de que un vapor se convierta en líquido o en sólido, según define la Real Academia de la Lengua (RAE). La explicación vale, perfectamente, para el fenómeno que se produce en un hogar a causa de los cambios de la temperatura del aire.
¿Cómo casan una definición y otra? Entenderlo, es fácil. Ante una subida de la temperatura interior, el aire absorbe el vapor para, acto seguido, expandirse. En el caso contrario, el de una disminución de la temperatura, lo que sucede es, precisamente, que el vapor se libera y pasa a líquido. Esto se aprecia con claridad en las gotitas de agua que aparecen en ocasiones en cualquier ventana.
Es casos como el anterior es cuando se produce la condensación, que crea el ambiente perfecto para la proliferación de moho y bacterias en la zona de la vivienda en la que estos episodios sean recurrentes. Aunque el asunto pueda parecer de poca importancia, no lo es. Y es que la exposición prolongada a estos organismos puede tener efectos sobre la salud que, en este caso, pueden evitarse con medidas bastante sencillas.
Cómo prevenir la condensación en el hogar.
Afortunadamente, los trucos para prevenir la condensación en viviendas son muchos y relativamente sencillos. Tan solo con interiorizarlos y convertirlos en una rutina del día a día, las mejoras para evitar este fenómeno serán visibles. Así, entre las medidas para combatir la condensación, destacan las siguientes:
- Ventilar la vivienda: Aunque cuando las temperaturas son muy bajas, esta práctica puede suponer un verdadero suplicio, es una de las más eficaces para luchar contra la condensación. Así, ventilar un rato cada día y, en especial, tras una ducha o cuando se cocine, son máximas para prevenir este fenómeno.
- Evitar cambios drásticos de temperatura: Es otro de los caminos más directos para mitigar la condensación en el interior de una vivienda. Por ello, mantener la temperatura, si es posible, en el entorno de los veinte grados, y controlar la humedad, serán herramientas imprescindibles.
- Ojo al cocinar, planchar y tender la ropa: Estas tres tareas del hogar, junto con el baño o la ducha, se traducen muy fácilmente en condensación. Por ello, mientras se desarrollan las dos primeras, así como después de una ducha, es recomendable la ventilación para que el aire se mueva. Respecto a la ropa, lo más adecuado será tenderla en el exterior. De no ser posible por falta de espacio o cualquier otra razón, cuando haya que tender en el interior de la vivienda habrá que preocuparse de ventilar.
- Plantas que purifican, pero que propician la condensación: Aquí, lo que se gana de un lado se pierde de otro. Y es que, aunque las plantas purifican el aire interior, algo muy importante para cualquier hogar, también favorecen la condensación. Esto es así, sencillamente, porque durante la fotosíntesis provocan cambios en las condiciones del clima de la vivienda. Así, cuidar el número de plantas que tienes en el hogar prevendrá este fenómeno, si bien impactará en la calidad del aire que respiras.
Con las acciones anteriores, habrás ganado mucho terreno a un fenómeno que, pese a que pueda no parecerlo, sí requiere de atención para que tu hogar sea lo más confortable y saludable posible.