Cómo sacar partido a una lija para un sinfín de aplicaciones

Para quienes no estén familiarizados con la lija, su universo se limitará, probablemente al mundo del bricolaje. Sin embargo, garantizar un buen acabado o alisar cualquier superficie no son, ni de lejos, los únicos potenciales usos de este activo que, bien empleado y echándole un poco de ingenio, tiene un sinfín de aplicaciones en el hogar. Mantener en condiciones óptimas de seguridad e higiene las tablas para cortar los alimentos, acabar con las manchas incrustadas en la pared o poner al día los jerséis de lana o los zapatos son solo algunas de las posibilidades que ofrece la lija, una auténtica multiusos a la que se puede sacar mucho partido en cualquier vivienda.

Jerséis de lana, como nuevos, con lija.

Aunque la lana destaque por sus múltiples cualidades, lo cierto es que, para las prendas fabricadas con este material, los años pasan y se notan. Lo hacen, especialmente, con la aparición de bolas que no son en absoluto fáciles de quitar. Una posibilidad para hacerlo la ofrece la lija. Para ello, pásala con cuidado a lo largo de la prenda, siempre siguiendo la trama de la misma, y verás resultados.

Aprovecha la lija para tus zapatos.

¿Tienes en casa zapatos de gamuza? Si la respuesta es afirmativa, ahí va otra pregunta. ¿Tienen alguna mancha? Si, de nuevo, es que sí, entonces no tendrás más que cortar un pedazo de lija y frotar con ella sobre el área a limpiar. Cuando termines, retira los restos de suciedad. Para ello, te ayudará un cepillo de dientes que hayas descartado.

Sin embargo, todavía en el mundo del calzado, hay otra manera de aprovechar la lija, esta además extensible a prácticamente cualquier zapato. Cualquiera, claro, que lo necesite, porque de lo que se trata en este caso es de afirmar las pisadas. Así, quien calce un par que destaque por resbaladizo podrá sacar provecho de este remedio y, con él, acabar con el miedo a una caída. Para ello, solo con alijar la suela conseguirás que sea menos resbaladiza.

Tablas de cortar alimentos limpias y seguras.

La tabla en la que cortas tus alimentos debe destacar por su limpieza puesto que, de lo contrario, los gérmenes que en ella proliferen pasarán, directamente, a tu comida. Los remedios, dentro de la limpieza sostenible, para evitar que eso ocurra son variados. Sin embargo, uno de ellos lo ofrece la lija que, aplicada sobre la tabla, no solo acaba con la capa que pueda estar contaminada, sino que elimina cortes e imperfecciones en los que suelen encontrar su sitio los microorganismos. Exactamente con el mismo fin puedes aprovechar el papel de lija para tus cucharas de madera u otros utensilios fabricados con este material.

Combatir el óxidocon lija.

Lo dicho para la tabla de picar alimentos se puede aplicar, perfectamente, a cuchillos y otros enseres en los que el paso del tiempo se visibilice con la formación de óxido. Así, si quieres combatirlo, de nuevo podrás tratarlo con lija. Un asunto a tener en cuenta es que, según el tipo de lija que uses, la operación podrá traducirse en rayones en tus cubiertos. Por ello, lo ideal será que acudas a una de granos bien finos.

Afilar las tijeras de cocina.

Las tijeras de cocina, del huerto o de coser pueden recuperar bastante si, con el tiempo, han acabado casi por convertirse en modelos de punta roma. Para ello, prueba a afilarlas sencillamente aplicando varios cortes sobre papel de lija. Además, con la lija también conseguirás que cualquier resto, por ejemplo de pegamento, se desprenda de tus tijeras para, así, dejarlas a punto.

Acabar con las manchas de la pared.

Lo mismo que sirven para retirar los restos de las tijeras y de otras superficies afines, las láminas de lija pueden sacarte de un aprieto si tienes una mancha persistente en la pared. Como te imaginarás, la opción pasará por lijar la superficie. Ahora, hazlo con ojo, para no excederte y acabar desprendiendo la pintura.

Remedio contra los frascos que no ceden.

Otra posibilidad que ofrece la lija, en este caso para un problema de lo más habitual en cualquier vivienda, es la de echar una mano frente a esos frascos que se resisten a abrirse. Si lo has probado todo sin éxito, dale una oportunidad a la lija. Para ello, coloca un trozo de papel de lija sobre la tapa asegurándote de que la cara áspera queda del lado de la misma y, ahora sí, prueba a abrirlo con él.

Como ves, el partido que se le puede dar a algo tan sencillo como un pedazo de papel de lija es enorme. De hecho, da incluso más juego, incluso para alargar el tiempo de vida útil de los parabrisas que se han desgastado, simplemente pasando la lija por las escobillas.