
Bicarbonato y vinagre; alternativas a los productos tóxicos para limpiar la vitrocerámica
¿Cómo limpiar la vitrocerámica sin que, con ese acto, se resienta el medioambiente e incluso tu salud? La pregunta es clave, porque buena parte de los productos convencionales que se emplean en las cocinas son poco sostenibles y agresivos, más cuando incorporan quitagrasas, algo muy común para estas superficies. Sin embargo, con constancia y con alternativas caseras que se empleaban hace ya años puedes mantener tus placas de cocina como si el tiempo no pasara por ellas. Te explicamos cómo.
- Aplica bicarbonato para iniciar la limpieza.
El bicarbonato es a la limpieza casera, lo que un multiusos a la convencional: sencillamente, vale para todo. Y lo hace, además, sin producir ningún tipo de impacto por su aplicación diaria allá donde decidas emplearlo para eliminar suciedad, olores, hongos, etc.
Con estos avales, este producto se convierte en un imprescindible para la limpieza casera de la vitrocerámica o de cualquier otro tipo de placa de cocina. Para ello, el primer paso será espolvorear el bicarbonato sobre la superficie a limpiar. Si tu cocina tiene rejillas, fogones o cualquier otro elemento, retíralo antes.
- El vinagre, segundo aliado.
Para el siguiente paso de esta limpieza libre de tóxicos echarás mano de otro de los pesos pesados de la limpieza sostenible: el vinagre. Para usarlo en tu vitrocerámica, rocíalo sobre ella (y sobre el bicarbonato que habías empleado), preferiblemente con un aplicador tipo espray.
- Retira la mezcla y la suciedad.
Cuando hayas dejado reposar la mezcla durante un cuarto de hora, como mínimo, retírala con una esponja o con un trapo de cocina húmedo eso sí, haciendo círculos. Con esto, la placa de tu cocina debería estar ya libre de grasa y de cualquier otro resto de suciedad.
- Cocinas convencionales: repite el proceso con rejillas y fogones.
Si en el primer paso habías tenido que quitar la rejilla y los fogones de la cocina, asegúrate de limpiarlos con una pasta casera preparada con agua y bicarbonato y aplicada con un cepillo de dientes. Acto seguido, vierte también vinagre y déjalo actuar durante otros 15 minutos. Transcurrido ese tiempo, enjuaga y, si quedan todavía restos, repite la operación.
Siguiendo este método, podrás limpiar tu cocina sin tener que echar mano de ningún producto tóxico. Para que te resulte más fácil esta limpieza a fondo, puede ayudar repasar la superficie siempre que la utilices, para que la suciedad que se genere con el cocinado no acabe por incrustarse, haciendo que luego sea más costoso eliminarla con fórmulas naturales y sostenibles.